Ya antes de que Charlène desapareciera del foco público, los rumores de distanciamiento entre ella y Alberto II de Mónaco no han dejado de crecer. Han circulado rumores acerca de las intenciones de Charlène de huir antes de casarse con el hijo del príncipe Raniero III y la actriz de HollywoodGrace Kelly. También de la orientación homosexual de Alberto. Y todo ello sin olvidar que sus hijos fueron concebidos por fecundación in vitro.
Los rumores de separación cobraron más fuerza después de más de un año de ausencia por parte de Charlène, quien sufrió una terrible infección durante un viaje a Sudáfrica y una hospitalización en una clínica de salud mental. Y desde entonces varias fuentes aseguran que hacen vidas separadas.
Fuente cercana a Alberto de Mónaco confirma la separación
Así lo aseguraba, por ejemplo, la escritora Vera Dillier, amiga personal de Alberto, en una entrevista para la revista italiana ‘Oggi’. Encontraron un acuerdo. Charlène vive en Roc Agel, en la finca Grimaldi en la Costa Azul. Está cerca del Principado, lo que le permite ver a sus hijos con frecuencia”, señaló sobre el momento que atraviesa el matrimonio.
La entrevistadora le preguntó a Dillier si la separación era un hecho. “Sí, en Palacio no es un secreto para nadie. Nunca existió entre ellos una relación cercana o un gran amor. En el Palacio se dice que Charlène aparecerá de vez en cuando, en algún acto público, para demostrar que todo va bien. En definitiva, tratará de mantener las apariencias”, reveló Dillier.
No se divorcia por los hijos
La pregunta que asalta ahora es: ¿Por qué no se divorcian? “A esos niveles no te divorcias. Solo hay unas pocas excepciones, como el príncipe Carlos con Diana. Y si miras fotos recientes de Charlène, es evidente que no está bien. Así que el príncipe pone a su disposición la residencia de Roc Agel y el asunto queda cerrado para él”, especificó la escritora.
“En estos entornos, sobre todo si son herederos del trono, los hijos se quedan con el padre. Todo el tiempo. Incluso en una batalla judicial, Charlène no podría tenerlos. Alberto es el soberano y, siguiendo la ley de la casa, así como el contrato prenupcial, los niños seguirían estando con él”, concluyó Vera Dillier.