Es sabido que Juan Carlos I ha tenido una vida muy animada. De hecho, se podría decir que cualquier biografía que se haga respecto al rey emérito queda bastante corta, pues hay muchas cosas que no se tienen en registro, como por ejemplo, muchas de las amantes que tuvo Juan Carlos I. Conocemos algunas, como Corinna Larsen o Marta Gayá, pero decir estos nombres es quedarse cortos sabiendo que se ha dicho que el emérito ha estado con más de 5.000 mujeres, y esta no es una cifra pequeña.
Además, también hay que tener en cuenta que el padre de Felipe VI realizaba viaje de todo tipo fuera del país y tenía amistades muy importantes alrededor de todo el mundo. Su influencia era vasta, y también sus conexiones, pero Juan Carlos I creó su base más importante de amigos en Mallorca, lugar en el que siempre hacía fiestas o participaba en ellas.
Estas fiestas eran una total locura, aunque en aquel momento no había mucha información sobre ellas. Casa Real siempre quiso cuidar al emérito, y lo apoyaron en todo, pues sabían que no podía controlarlo, y de allí nacieron cosas como los “picaderos” o los planes de seguridad exclusivos que le daban al entonces rey, aunque también Casa Real metió sus manos para que las fiestas de Juan Carlos I no quedaran al descubierto.
Por muy escandalosas que fueran las fiestas, la Guardia Civil no podía ir
Mallorca fue el “centro de operaciones” de Juan Carlos I y sus amigos a la hora de hacer fiestas. En estas fiestas estaban presentes Zourab Tchokotua, Cristina Macaya e incluso Marta Gayá, quién más adelante sería conocida como la amante del rey. El caso es que estas fiestas muchas veces llamaban la atención de todo el mundo, por lo que era normal que las personas siempre se quejaran. Llegaban quejas a la Guardia Civil, aunque, por obvias razones, el cuerpo de seguridad no podía intervenir.
Esta orden de “no hacer nada” venía directamente de Casa Real, quién avisaba con antelación que en dicha fiesta estaría el rey junto a sus amigos y que nadie podía decirles nada. De cierta forma era un tanto injusto, pero la Guardia Civil no podía intervenir de ninguna forma posible, sin importar la cantidad de quejas que llegaran.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las fiestas evolucionaron y también se realizaban en yate en el profundo mar, también en Mallorca. Esto era patrocinado por Pedro Salas, ex presidente de la Diputación mallorquina, y el cual se hizo muy cercano al rey emérito. Estas fiestas en yate no tenían freno y se comenta que había todo tipo de sustancias, aunque lo que no podía faltar era mujeres, ya que era lo primordial para que se celebrara un fiesta con el padre de Felipe VI como invitado.