Las revelaciones de Jaime del Burgo han dejado a la reina Letizia en el centro de la diana. La imagen de la consorte ha quedado muy dañada. Sin embargo, ello no quita todo lo que ha hecho por la monarquía hasta la fecha. Siempre se le ha conocido por su afán de proyectar elegancia, responsabilidad y disciplina, pero al parecer, detrás de las cámaras, la cosa cambia. Y no nos referimos solo a posibles infidelidades.
Según algunas fuentes, Letizia es descrita como fría, calculadora y controladora, incluso llevando la voz cantante por encima de Felipe en la intimidad del hogar. Cronistas especializados como Pilar Eyre y Jaime Peñafiel han afirmado esto en más de una ocasión.

Letizia recae de su peor adicción

Letizia trabaja en corregir sus malos modales al hablar
Aunque la reina ha trabajado incansablemente, junto con sus asesores, para corregir errores y mejorar la imagen de la Casa Real, hay un aspecto que ha pasado más desapercibido: su lenguaje. Se dice que Letizia es malhablada, sobre todo en la intimidad, y que a pesar de sus esfuerzos por moderar su conducta desde que conoció a Felipe, no puede evitar soltar tacos con frecuencia. La palabra favorita de la reina en este sentido parece ser "joder", que suele escapársele con facilidad.

Letizia recae de su peor adicción
La Letizia actual poco se asemeja a la joven estudiante de periodismo que solía viajar por el mundo. En aquel entonces, se la describía como una mujer libre y despreocupada, como cualquier joven de su edad. Se rumoreaba sobre sus noches de juerga, fumaba y disfrutaba de la vida nocturna. Incluso se especulaba sobre un tatuaje que supuestamente se hizo durante un viaje haciendo autostop por la Costa Brava.
Sin embargo, siempre ha destacado por su responsabilidad. A pesar de sus escapadas, al día siguiente Letizia volvía a la normalidad y se entregaba por completo a sus estudios y trabajo. Aún así, su lenguaje ha sido siempre su punto débil. Como con el resto de sus imperfecciones, continúa trabajando para mejorar en este aspecto.