Siguiendo los pasos de su hermana, la infanta Sofía se encuentra cursando Bachillerato en el internado UWC Atlantic College de Gales. Y en esta ocasión vamos a poner la mirada en el inicio de esta etapa.
Concretamente, en el pasado 29 de agosto, cuando la infanta se despidió de su familia y puso rumbo al internado, protagonizando unas fotos en la Zarzuela en las que también aparecía Jan, un labrador oscuro que parece ser el amigo inseparable de la infanta. Pero ojo, aunque en las fotos sonría más que el gato con botas, Letizia no es muy fan de los animales en casa. Y esta animadversión la ha pagado el pobre labrador.
La reina Letizia nunca tuvo cariño a las mascotas de Zarzuela
Que Letizia prefiere lejos a los animales lo sabemos desde hace tiempo. La cosa viene de atrás, cuando Felipe todavía era príncipe y tenía un Schnauzer llamado Puskin. Felipe y Puskin eran uña y carne, dormían juntos y todo. Pero llegó Letizia, y la idea de tener al perro en la misma habitación le pareció de lo más repulsiva. Resultado: Puskin al jardín. Quedó claro que a Letizia no le gustaban los perros correteando por el palacio.
Luego le llegó el turno a Paquita, una mestiza que acogió la reina Sofía después de que fuera abandonada. Letizia no mostró mucha compasión y Paquita también acabó durmiendo en el jardín. Había áreas de palacio vedadas para la perrita, a la que solo le quedó el frío de la intemperie.
El perro de la infanta Sofía, exiliado al jardín
En este punto también debemos mencionar a Valent, aunque su caso es de desaparición. Se trata de un podenco ibicenco que les regalaron a los reyes en un viaje a Ibiza en 2005. En las fotos iniciales, Letizia le dedicaba sonrisas y mimos, pero desde entonces, Valent se esfumó del mapa. Nadie ha vuelto a ver al perro no saber nada de él.
Ahora, con la infanta Sofía en Gales, nos enteramos de que Jan, el labrador, tampoco tiene el pase libre para entrar a la Zarzuela. Se pasa los días y las noches en el jardín, lejos de la moqueta de palacio. Ha sido ‘exiliado’ del Pabellón del Príncipe. Por lo menos no lo han mandado a Abu Dabi, como al abuelo Juan Carlos I. Aunque en este caso le han montado una jaula para que no pase frío cuando baja la temperatura. Está claro que los perros en la Zarzuela tienen sus propias normas, y entrar al palacio no está permitido.