Del libro del príncipe Harry “Spare” no se ha salvado nadie y tampoco la estilista personal de la reina Isabel II, mujer que, según lo que relató el duque de Sussex en su libro, les hizo sacar de quicio a él y sobre todo a su esposa durante la preparación de la boda que los dos tendrían en el 2018.
En aquel momento la prometida del príncipe Harry estaba muy contenta y animada con la organización de su boda que hasta incluso se filtraron comentarios supuestamente provenientes de la boca del príncipe Harry, los cuales decían “Lo que Meghan quiere, lo consigue” lo cual dicen fue en tono de amenaza a todo aquel que se interpusiera entre su prometida y lo que quería para su boda.
Aunque ya hoy en día se sabe que esto no es cierto, Meghan Markle sí que tuvo una gran variedad de opciones a la hora de elegir lo que quería para su boda. Sin embargo, hubo algo en lo que sí tuvo problemas específicamente y aquí es cuando entra la estilista de la reina Isabel II.
La estilista de la difunta reina fue un dolor de cabeza para Meghan Markle
La actual duquesa de Sussex declaró que estaba muy animada por la organización de su boda en aquel entonces, y aunque se le presentaron varios problemas e inconvenientes con algunas cosas y algún que otro miembro de la familia real, lo cierto es que todo fue de maravillas. Sin embargo, una de las anécdotas que más sufrimiento le da a la pareja recordar es el caso de la estilista de la reina Isabel II, Angela Kelly.
El relato hecho por el príncipe en el libro indica que la mismísima Isabel II se acercaría a la pareja para pedirle a la prometida de su nieto y él mismo que se reunieran con ella más tarde. Según palabras textuales del príncipe “Fue una mañana increíble”. La reina Isabel II estuvo dispuesta a que Meghan Markle usara una de sus 5 tiaras más importantes. Ilusionada, Meghan Markle escogió la que pensó que mejor iría con ella, la tiara bandeau de diamantes de la reina Mary.
Sin embargo, pese a que todo parecía ir como la seda, ya faltando días para la boda, Angela Kelly le dijo a Meghan Markle que la tiara no podía salir del palacio sin un procedimiento adecuado, un asistente y también un oficial de policía.

Esto sacó de quicio a la pareja, pues Angela Kelly se rehusó a dejar salir aquella tiara del palacio pese a que la misma reina Isabel II le dio permiso a Meghan Markle. Sin embargo, luego de eso le hizo firmar una autorización a ambos y de esa forma entregarles la tiara. Es una anécdota que, aunque recuerdan, preferirían no hacerlo. El príncipe Harry también comentó que esta estilista llevaba un apodo en el palacio conocido como “AK-47” debido al carácter que tenía.