Los mellizos Jacques y Gabriella son producto del misterioso matrimonio de Alberto y Charlène de Mónaco. Un enlace que siempre ha estado rodeado de rumores y especulaciones, por parte de informantes que aseguran que no hay un verdadero vínculo y sus propios gestos en público. Aunque hoy en día se muestran como una familia compenetrada y feliz, nadie ha podido olvidar algunos hechos que habrían querido ocultar. Sea como sea, hoy más que nunca está vigente la creencia de que Carolina de Mónaco es la verdadera madre de los mellizos.
La relación de Alberto y Charlène está marcada, entre otras cosas, por la aparición de dos hijos no reconocidos del príncipe y sus respectivas madres. Una larga sombra que inevitablemente se proyecta en los herederos, quienes desde muy pequeños han estado expuestos a los medios. Y es que tomaron la decisión de llevarlos a actos oficiales y viajes al extranjero. Como habría dicho el Royal en una entrevista, los están preparando desde temprana edad para asumir sus cargos institucionales. “Los dos han comprendido qué papel especial desempeñarán y qué deberes tienen”, contó. Dicho escenario, seguramente, cuenta con el respaldo de Carolina de Mónaco.
Si hay algo en lo que Carolina se ha destacado es en la disciplina, desde muy joven ha sido la perfecta rosa monegasca. Siempre atenta a sus deberes, dispuesta a asumir el mando cuando se requiere. Algo que se extiende al plano sentimental, pues la familia de su hermano ha atravesado grandes dificultades. Chalène estuvo varios meses en Sudáfrica, distanciada de sus hijos, así que nos preguntamos: ¿cómo serán estos niños destinados al mayor prestigio y apartados de su madre?
Carolina de Mónaco, una madre para los hijos de Alberto y Charlène
Gabriella, a pesar de su corta edad, ya es una jovencita con mucha presencia en Mónaco. Tal como solía hacer su tía, quien es la viva imagen de la elegancia y la diplomacia. La hermana de Alberto es la referente de la niña. A tal efecto, algunos medios han destacado que tiene actitudes y gestos muy similares a los de su difunta abuela y su tía. En lo que se refiere a la apariencia, mantiene su cabellera rubia ondulada, un rostro ligeramente sonrojado y un estilo personal que acapara todas las miradas. Luce diseños de alta costura, con zapatillas que tienen un poco de tacón y algún tocado a juego.
Más allá de los looks que suele lucir la pequeña Royal, hay algo más que comparte con la hija de Raniero III de Mónaco. Y es que también es la primogénita, pero no ocupará el cargo de jefe de Estado por la Ley Agnaticia que favorece al heredero masculino en la línea de sucesiones. Su preparación de cara al futuro es igual a la que tendría Carolina en su momento.
No obstante, hay que destacar la labor de la princesa de Hannover al cuidado de los mellizos, que se ha convertido en una madre para ellos. Mientras su cuñada ha atravesado diversas situaciones a lo largo de su matrimonio, se ha cuestionado su papel al frente del principado y ha estado enferma, es la mayor de los Grimaldi la que desempeña un papel guía para los pequeños.
Sin lugar a dudas, Carolina de Mónaco es la piedra angular del principado monegasco. Tanto Alberto como Charlène tendrían que reconocer que es una figura igual de importante para sus hijos.