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Alberto de Mónaco mantuvo un romance clandestino con una famosa de España, pudo ser Charlene

La relación de Alberto de Mónaco con Ana Obregón a finales de los 80

Viernes, 07 de julio de 2023. 12:30
Tiempo de lectura: 2 minutos
Charlene y Alberto de Mónaco

Como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta las polémicas que han rodeado Ana Obregón en los últimos tiempos en España, la celebrity sigue siendo uno de los centros de atención de la prensa rosa.

En este sentido, los que han seguido siempre de cerca la evolución de Obregón saben muy bien que ha sido una mujer que siempre ha estado en el foco de los paparazzi, entre otras cosas porque ha tenido algunas relaciones que no es que hayan pasado desapercibidas.

Una de las más glamurosa fue la que mantuvo durante un tiempo con ni más ni menos que Alberto de Mónaco, hoy el máximo responsable de la familia real del principado y y casado felizmente con Charlene desde hace ya muchos años. Sí, hubo un tiempo en el que no fueron pocos los que aseguraron que Obregón podría haberse convertido en la mujer de Alberto.

El noviazgo de Alberto de Mónaco y Ana Obregón

“Los rumores surgen a raíz del encuentro de los dos jóvenes en el Open de Golf de Montecarlo. La pareja de amigos se dejó ver compartiendo mesa en una terraza haciendo gala de la amistad que los une”, apuntaba la revista Lecturas en 1987. E iba más allá: “Charlaron animadamente y se mostraron muy cómplices, haciendo presagiar un posible noviazgo”.

Alberto de Mónaco
Alberto de Mónaco

Examen te fue en el mismo medio donde el entonces príncipe dejó muy claro que, entre él y Ana no había nada más que una amistad: “No hay nada más que una amistad, o al menos yo así lo creo… Lo demás ha sido un montaje de la prensa, que ha aprovechado nuestros encuentros para dar a entender algo que no es cierto”.

Eso sí, fue años más tarde cuando Obregón no tenía ningún tipo de problema a la hora de hacer evidente que entre ellos había habido algo más que una amistad pero que, al menos en su opinión, en ese momento no estaba muy por la labor de que su relación fuera ir un paso más allá: “No hay Dios que lo aguante. No te puedes levantar hasta que se levantaba Rainiero. Es tremendo”, apuntó Ana.