En la realeza de Mónaco existen dos caras: la pública, la que todos conocen, esa en la que parejas como Charlene de Mónaco y el príncipe Alberto posan junto a sus hijos en una fotografía perfecta, y luego está la cara que muchos aseguran es “la real”. Adicción a los somníferos por parte de la esposa de Alberto de Mónaco, una ausencia justificada bajo una infección de oído que en realidad habría sido para controlar sus adicciones, y un matrimonio roto desde hace tiempo que únicamente se mantiene enlazado gracias a un cheque de 12 millones de euros al año que cobra Charlene siempre y cuando mantenga las apariencias, pero en resumidas cuentas, la alfombra del principado de Mónaco está llena de platos rotos debajo de una hermosa e impecable alfombra de millones de euros.
Los hijos de la pareja sufren la separación de sus padres
Es casi una norma en todo divorcio con hijos de por medio que el mayor impacto se lo llevan los hijos pese a que quizá en el momento no lo entiendan. Este es el caso de Gabriella y Jacques de Mónaco, los hijos de los príncipes que han sido tema de conversación recientemente por su integración al nuevo año escolar en el François d'Asside-Nicolas Barré, centro educativo que ya conocen pues han estudiado allí con anterioridad. Sin embargo será una nueva etapa para ellos en vista de que por primera vez pasarán sus estudios en aulas separadas. Esto es histórico para ellos pues no se tienen registros en apariciones públicas o situaciones familiares en las que se les hayan separado el uno del otro.
Charlene de Mónaco declaró en una entrevista al medio Monaco-Matin que ella estaba muy de acuerdo con esta nueva dinámica para ellos, así podrían progresivamente desarrollarse como personas individuales e ir diluyendo cualquier dependencia que pueda generarles problemas a largo plazo. Lo que preocupa a los más cercanos en realidad no es la pequeña distancia que van a tener que afrontar Gabriella y Jacques de Mónaco entre ellos, sino el abismo que crece más y más entre ellos y sus padres.
Bajo la supervisión de cuidadoras, el trato con Charlene de Mónaco apenas existe
La realidad sería muy diferente a la que quiere proyectar el principado, y es que tanto el príncipe Alberto de Mónaco como su esposa pasarían muy poco tiempo con sus hijos, quienes pasarían la mayor parte del tiempo siento atendidos por cuidadoras que se han encargado de la educación, correcta alimentación y demás aspectos de la vida de los pequeños Jacques y Gabriella.
En el caso de Charlene de Mónaco es aún más complicado, pues le permitirían ver a sus hijos el tiempo justo y necesario, como en el inicio de su año escolar donde se le requería presente para dar la imagen de familia perfecta y además, tomar la respectiva fotografía, pero la mayoría del tiempo la ex nadadora olímpica estaría aún más ausente de la vida de sus hijos que el propio padre.