La imagen pública de la reina Letizia siempre ha sido objeto de análisis y especulación. Desde su llegada a la familia real española, Letizia Ortiz ha sido retratada como una figura serena, controlada y medida en sus acciones, proyectando una imagen de compostura y elegancia en todo momento. Sin embargo, los recientes acontecimientos y revelaciones han arrojado luz sobre una faceta diferente de la consorte, cambiando así la percepción de la reina Letizia de parte de los medios (y de todo el mundo en general).
A lo largo de los años, se ha construido una narrativa en torno a Letizia que la describe como una mujer calmada y segura de sus acciones, que sabe cómo manejar las situaciones con prudencia y cautela. Su expresión tranquila y su comportamiento reservado han contribuido a alimentar esta imagen de compostura y control. Sin embargo, los rumores y las revelaciones recientes han cuestionado esta percepción, dejando sobre la mesa que detrás de la fachada de serenidad se esconde una personalidad mucho más impulsiva y compulsiva de lo que se creía.
Letizia ha perdido la buena imagen que tenía
Uno de los puntos de inflexión en la percepción pública de Letizia fue la revelación de su relación extramatrimonial con Jaime del Burgo. Las acusaciones de infidelidad y las insinuaciones sobre posibles planes de fuga con su amante han sacudido la imagen de la reina consorte, poniendo en duda su reputación y su integridad. Se ha especulado que Letizia pudo haber actuado impulsivamente, movida por deseos personales y emociones intensas, desafiando así la percepción de serenidad y control que se había construido en torno a ella.
El hecho de que Zarzuela haya mantenido vigilada a Letizia durante este período sugiere una preocupación genuina por sus acciones y decisiones. La posibilidad de que la reina consorte se diera a la fuga con sus hijas hacia Nueva York estaba presente y esto habría tenido implicaciones significativas para la familia real y para la estabilidad institucional. La idea de una figura tan prominente como la reina consorte huyendo del país con sus hijas habría sido un escándalo de proporciones inimaginables.
Sabemos que el plan de la reina consorte era irse a Nueva York con Jaime del Burgo. La ciudad estadounidense sería el nuevo punto de inicio para la esposa de Felipe VI, y de esto se enteró Zarzuela, ya que el propio Jaime del Burgo le pidió la libertad de Letizia a Felipe VI.
Fue un escándalo dentro de la familia, y durante este tiempo Letizia mantuvo en pie su plan. Sin embargo, al parecer también tenía intenciones de llevarse a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y si esto hubiera sido así hubiera sido una catástrofe muy grande para la familia real española.
Por esa misma razón es que la reina consorte estuvo bajo vigilancia durante las 24 horas del día durante varios meses, ya que la corona no podía permitir que las hijas del ahora rey fueran “secuestradas” por su madre. Es posible que la reina consorte realmente pensara en huir con sus hijas y esto cada vez parece más verídico, pues como hemos dicho, la imagen de fría y calculadora de Letizia Ortiz se ha caído, dejando a la vista una personalidad mucho más compulsiva de lo que se podría pensar.