Las exigencias de la princesa Letizia con parte de su equipo de seguridad han provocado un gran número de contratiempos. Las tensiones han llegado a tal punto que en algunos casos las relaciones de la Princesa con sus escoltas se han saldado con un cambio de destino para alguno de ellos. En otros se han llegado a solicitar bajas laborales, en las que se alega la presión a la que se ven sometidos y además de aguantar actos de la Reina que no son bien vistos. Sin embargo, ahora ha trascendido que presuntamente ella mantuvo romances con sus guardaespaldas y por ese motivo ahora quiere que sean sustituidos.
Letizia nunca ha disimulado sus filias y sus fobias con los miembros que conforman su equipo de seguridad. Mientras con algunos la relación ha sido muy amigable, con otros no ha habido entendimiento posible. Desde que la Princesa llegó a Zarzuela, muchas cosas han cambiado en el seno de la Familia Real, entre ellas el protocolo de actuación de los escoltas. En un intento de preservar al máximo su intimidad y evitar filtraciones, los guardaespaldas se quejan de la falta de previsión con la que tienen que trabajar.

La Reina Letizia improvisa sus salidas obligando a los escoltas que la acompañan, normalmente seis en coche y uno en moto, a seguir sus pasos sin conocer el destino al que se dirigen. Pero esta no sería la única queja. Ya que también ha hecho actos de peligro que ponen en riesgo su vida y hasta cometer delitos.
Ejemplo de ello es una vez que Letizia, siendo ya Reina, conducía borracha su coche mientras era custodiada por sus guardaespaldas en otros dos coches. La noticia no es que la consorte beba alcohol en exceso, aunque siempre se hace pasar por abstemia, sino que conduce su coche bajo los efectos del alcohol. Eso es directamente delito.
Desde 1979, este departamento, integrado por la Guardia Real y escoltas pertenecientes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, se encarga de la seguridad inmediata de la familia real. No obstante, son guardias civiles en su mayoría, aunque también policías nacionales, los que se ocupan de proteger a los miembros de la Casa Real en actos y desplazamientos. Una división en la que la reina Letizia centra sus esfuerzos por cambiar, o al menos ampliar con más mujeres.

Letizia abusa del poder y pide a su equipo de seguridad hacer actividades que no le corresponden
Letizia en ocasiones solicitaba a sus guardaespaldas que realizaran trabajos para los que no están contratados. La negativa por parte de ellos ha generado ciertas discusiones y situaciones complicadas, hasta el extremo de que algún miembro de su equipo ha llegado a solicitar una baja temporal de empleo, sin que a fecha de hoy se haya reincorporado a su puesto de trabajo.
Los escoltas de Letizia siempre supieron de su infidelidad con Del Burgo
Si Letizia y Del Burgo viajaban como amantes, ella iba acompañada de sus fieles escoltas. Es imposible que la Zarzuela se arriesgara a un incidente con Letizia sola en el extranjero sin seguridad. Por lo tanto la madre de Leonor iba escoltada y pasaban los informes a sus superiores, dónde iba, con quién iba o qué hacía. Cuándo la situación empezó a ser peligrosa e insostenible porque la Reina y Jaime del Burgo se veían, Felipe VI lo supo y Zarzuela hizo entender a la consorte que seguir aquella aventura sería "perjudicial" para ella.